Las personas adultas sabemos, por ejemplo, qué peligros podemos encontrar en la calle, en un día de playa, en la cocina de casa... Nuestros mayores nos advirtieron sobre ellos y nos proporcionaron pautas para evitarlos. De igual manera, transmitiremos a nuestros menores aquellas advertencias enriquecidas con las propias vivencias.
Se produce ahora, sin embargo, una situación bien distinta. Niños, niñas y adolescentes, con el uso de Internet, se enfrentan a riesgos para los que no están preparados ...
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